Bienestar animal en la cría del cerdo ibérico: una evolución hacia el respeto

Bienestar animal en la cría del cerdo ibérico: una evolución hacia el respeto

En las últimas décadas, el respeto por el bienestar animal ha dejado de ser un asunto secundario para convertirse en un eje central de la producción ganadera responsable. En el caso del cerdo ibérico, este cambio ha sido especialmente significativo, afectando tanto a las prácticas en el campo como a la percepción de los consumidores y las exigencias normativas.

Tradicionalmente, el cerdo ibérico ha sido criado en un entorno más natural que otras razas. Su vida en la dehesa, con espacio para moverse libremente y alimentarse de manera natural, ya ofrecía unas condiciones más respetuosas. Sin embargo, el concepto de bienestar animal va más allá de su alimentación o entorno: incluye también aspectos como el manejo durante su crecimiento, el transporte y, finalmente, el sacrificio.

Hoy día, la legislación europea y española en materia de protección animal es clara y rigurosa. Normativas como el Reglamento (CE) 1099/2009 sobre la protección de los animales en el momento de la matanza, o la normativa de calidad del ibérico, recogen medidas destinadas a reducir el sufrimiento innecesario. Estas medidas implican desde la formación obligatoria del personal encargado del manejo, hasta instalaciones adecuadas que eviten el estrés del animal.

Para los productores comprometidos, como Garimori, cumplir con estas normativas no es una carga, sino parte esencial del compromiso con la calidad. Un cerdo ibérico criado con respeto, sin sufrimiento evitable, ofrece una carne de mayor calidad. El estrés afecta al animal y a sus procesos fisiológicos, lo que puede alterar las propiedades organolépticas de sus productos. Por tanto, garantizar su bienestar no solo es una cuestión ética, sino también una apuesta por la excelencia.

En paralelo, el consumidor también ha cambiado. Cada vez son más las personas que exigen productos que no solo sean sabrosos, sino también responsables. Este cambio de mentalidad ha hecho que los productores serios no solo cumplan las normativas, sino que incluso vayan más allá de ellas, adoptando prácticas más humanas y sostenibles.

Así, el respeto al bienestar animal se ha convertido en un valor añadido de los productos ibéricos. Hablar hoy de jamón ibérico o de embutidos ibéricos de calidad implica hablar también del cuidado del animal desde su nacimiento hasta el final de su ciclo. Y eso incluye reducir su sufrimiento al mínimo en cada fase.

En definitiva, la evolución del sector ibérico ha caminado de la mano del respeto y la responsabilidad. Porque solo cuidando de cada detalle, incluido el trato justo al animal, se puede ofrecer un producto digno del legado cultural y gastronómico que representa el cerdo ibérico.

Admin Nazca

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información / Personalizar cookies
Privacidad